"No hagas nada al respecto. No se PUEDE hacer nada. Siéntate ante el televisor,
consume compulsivamente y calla o discute de trivialidades."

Máxima fundamental del Entetanimiento.

sábado, mayo 27, 2006

Pedro Casaldáliga, Esclavitud y Entetanimiento

Pedro Casaldáliga todavía lucha contra la esclavitud en las plantaciones de Brasil. La lucha por la tierra es una constante en todo el país. La Prelacia está ocupada en su mayor parte por latifundios de hasta 2000 km2 de extensión. Los dueños son empresas multinacionales y particulares de Säo Paulo y otras grandes ciudades que se encuentran a miles de kilómetros de la región. La injusta distribución de la tierra provoca que apenas existan algunas áreas para pequeños agricultores. Y éstos ni siquiera poseen el título de propiedad de sus tierras debido a lamentables problemas burocráticos causados por la indolencia, la incompetencia o los intereses económicos de, la clase dirigente.
El trabajo esclavo es práctica habitual en muchos puntos de la cuenca amazónica. Los terratenientes captan peones en barrios marginales de ciudades distantes. Bajo promesas de buenos salarios y mejores condiciones de vida, los embarcan en camiones y transportan hasta haciendas situadas en el interior de la selva, de muy difícil acceso y alejadas de cualquier núcleo habitado. Una vez allí, los peones convenzan una vida infrahumana, trabajando como animales obligados por pistoleros al servicio del capataz. Desde el primer día acumulan deudas con el patrón, único abastecedor posible, que fija unos precios absurdos por atender sus necesidades básicas (alojamiento, manutención ... ), y les cobra descontando de la paga mensual. Al llegar a fin de mes descubren que no sólo no van a cobrar salario alguno sino que además todavía adeudan parte del salario del siguiente mes. Así sus deudas les encadenan al trabajo, que ya no pueden abandonar. Los pistoleros que vigilan la hacienda reprimen con torturas y asesinatos cualquier intento de fuga o protesta. Aquellos que intentan dejar el trabajo y escapar son cazados como conejos. Sus cuerpos son abandonados en la selva o enterrados en la misma hacienda, como escarmiento para los demás. Al terminar el servicio exigido por el patrón, en el mejor de los casos son devueltos a la ciudad más próxima, a miles de kilómetros de su antiguo hogar, sin un real en el bolsillo y bajo amenaza de muerte en caso de irse de la lengua. En otras ocasiones una ejecución masiva de toda la plantilla elimina el riesgo de denuncia.

Esto ocurrió ayer, ocurre hoy y, si continuamos prestando oídos al entetanimiento, seguirá ocurriendo mañana.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

Muy interesante el Blog.

12:44 p. m.  

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