“La forma de hacer dinero consiste en comprar cuando la sangre corre por las calles.”
-John D. Rockefeller.
Una vieja lección de perenne actualidad... Parece que nada cambia y, de surgir tal peligro, siempre podrá recurrirse al entetanimiento.
Pero Rockefeller se ha quedado pequeño al lado de los que hoy siguen su consejo; si hace algunas décadas era razonable entender aquel en un sentido metafórico (y así indudablemente es como tal consejo se ha seguido en innumerables ocasiones), actualmente se prefiere interpretarlo literalmente y, sin el menor escrúpulo de conciencia -atribuyéndolo todo a la inevitabilidad de las "leyes de mercado" y a la ideología perversa del entetanimiento-, se planean y llevan a cabo guerras con el franco objetivo de obtener beneficios económicos y geopolíticos.
Lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Irak no es nada nuevo; hace pocos años escenario idéntico se produjo en Indonesia, dónde las compañías occidentales se repartieron abiertamente los recursos económicos del país. Pero como parece que Indonesia ya ha sido relegada al olvido, centrémonos en el hoy de Irak:
Antes del inició de la guerra, antes de la invasión, el gobierno de EUA firmó un contrato con una filial de Halliburton, KBR, (empresa de la que fue CEO Dick Cheney -segundo de Bush- y de la cual todavía recibe beneficios) para que planificara la ocupación de Irak y, pocos meses después, le fue adjudicado un contrato de 7 billones de dólares para estudiar y someter bajo control la producción petrolifera del país. Y este es sólo uno de los miles de contratos adjudicados a esta sola multinacional.
El objetivo no declarado -pero transparente para todo el mundo que se tome la molestia de observar lo que está ocurriendo- es controlar por completo todos los recursos económicos de Iraq en dos frentes diferenciados. Primero, liberalizando completamente toda la economía iraquí de forma que cualquier empresa multinacional que tenga poder económico pueda adquirir la parte del pastel que sus recursos le permitan, (un ejemplo tomado al azar: la entrega del sistema bancario iraquí a multinacionales extranjeras del sector en la forma de un consorcio del cual formaba parte, entre otros bancos, "La Caixa" española; entrega que ha quedado en suspenso debido a la situacion de guerra permanente que vive el país).
Esto está ya ocurriendo y todos los económistas están de acuerdo en que la sociedad civil iraquí basada en el pequeño comercio y la pequeña empresa está siendo erradicada del pais de forma definitiva. El segundo frente es el límite que las autoridades ocupantes han puesto a esa liberalización -o entrega al mejor postor para expresarlo con mayor propiedad- que consiste en reservarse para sí mismos la parte más preciada y geoestratégicamente importante del pastel: el control de los recursos energéticos (petroliferos) de la zona.
Estas medidas están siendo tomadas abiertamente con medidas tales como las frecuentes reuniones organizadas por el gobierno norteamericano a las que se invitan a las más poderosas corporaciones y multinacionales del planeta y, en las que se les explican los beneficios y se les muestran las ventajas que les reportarán el apropiarse de parte de la economía iraquí.
Como decimos, estas reuniones son públicas y, si los periodistas no informan de ellas es porque consideran que tales informes no son relevantes. El propio John Taylor, Subsecretario de Asuntos Internacionales de los EUA, ha asegurado a todas estas empresas invitadas a la rapiña del país que la autoridad de ocupación "está estableciendo un sistema legal, centrando en los derechos de propiedad, extraordinariamente beneficioso para la inversión extranjera".
El dinero que las corporaciones extranjeras -no iraquíes- están extrayendo de Irak es de casi imposible cálculo pero, dándonos cuenta de que el dinero invertido en llevar a cabo esta guerra de agresión dentro de pocos días alcanzara los 300.000.000.000 de dólares, y sabiendo que la mayor parte de este dinero va a parar a las grandes compañías occidentales -vía la denominada "reconstrucción" de Irak o el "mantenimiento de la seguridad"-, cualquier persona que piense un poco puede formarse una idea cabal de la situación y convencerse de que, merced al entetanimiento, aquella receta para la riqueza de Rockefeller que comentábamos más arriba no ha perdido en absoluto vigencia.